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Hace sólo dos años, parecía tener una vida de ensueño. La sana estrella tenía una serie de televisión en Disney Channel, Sonny Entre Estrellas, y una carrera en ascenso que la llevó a estar en películas y a lanzar dos exitosos álbumes. Además, su vida personal parecía fantástica: salía con Joe Jonas, uno de los guapos integrantes de los Jonas Brothers. Sin embargo, en octubre del 2010, se reveló lo más impactante de esta estrella: detrás de esa fachada alegre y brillante, Demi era una mujer profundamente aproblemada que sufría de un desorden alimenticio de hacía mucho tiempo.
Estuve muy triste y deprimida por un tiempo, pero nunca pude decir que necesitaba ayuda.
Estaba totalmente avergonzada, confundida y deprimida. No solamente tuve que pagar las consecuencias en frente de las personas que me rodeaban, sino que en frente de todo el mundo. Confesé todo luego de que golpeé a esta chica. Luego de que eso pasó, mi madre no sabía exactamente lo serio que era todo. Me preguntó por qué lo había hecho y le respondí que era porque estaba exhausta, entonces ahí mi madre despertó y vio que necesitaba ayuda. Estaba tan preocupada, que no quería creer que su hija estaba tan enferma.
Estuve muy enferma, pero afortunadamente conseguí la ayuda que necesitaba.
Y aquí estoy ahora; tratando de evitar que las chicas hagan lo que yo me hice a mí misma.
Demi, quien creció como Bautista pero que ahora se denomina sólo cristiana, confesó:
Sé que tengo una voz y que la puedo usar para bien o para mal. Es un regalo de Dios. Sabía que tenía la opción de compartir mi experiencia y ser de ayuda o de callarme y ser como el resto de Hollywood y esconder mis secretos, y no quise hacer eso.
Este álbum fue una forma de dejar salir mis secretos más profundos.
Creo que nací con un desorden alimenticio porque nunca he tenido una relación saludable con la comida. Recuerdo que me miraba en pijama al espejo y me decía, “eres gorda, cambia eso”.
Comencé a comer más de lo normal cuando tenía 8 años. Podía cocinar todo un plato de galletas y comérmelas todas. Luego cuando cumplí 12 años, sufrí de bullying en el colegio y me llamaban gorda. Fui de ser una comedora compulsiva a no comer nada, lo que me llevó a perder 13 kilos.
Y luego la anorexia se convirtió en bulimia:
Comencé a vomitar para perder peso.
La clave está en querer hacerlo. El problema de muchas celebridades es que van a rehabilitación, pero no se quedan el tiempo que necesitan. Quise irme a casa después de 30 días, pero me dijeron que no estaba bien.
Tenía terapias de 14 horas al día y no era divertido. Hubo sesiones de siete de la mañana hasta las nueve de la noche de alcohólicos, narcóticos, anoréxicos, bulímicos y automutiladores anónimos. Era un trabajo emocional agotador, y al final del día lo único que querías era dormir.
Según Demi, lo que ayudó, fue estar con mujeres de todas las edades y de todas formas de vida:
Esto me llevó a tierra. Estaba acostumbrada a estar en hoteles, tener servicio a la habitación para el desayuno y tener mi habitación limpia, pero ahí yo misma tenía que hacer mi cama.
No me dejaban ir al baño sola porque temían que fuese a vomitar, y tampoco nos dejaban tener máquinas de afeitar, así que tuve las piernas peludas (risas). Tampoco tuvimos teléfonos celulares.
Ella vive con nosotros y se asegura de que coma tres comidas diarias. Inevitablemente, uno de los aspectos más desafiantes es el hecho de tener que aprender a comer de forma normal.
El desayuno es a las 8:30am: un bowl con cereal, yogurt o leche, y fruta. El almuerzo un sándwich, ensalada, frutas o vegetales. La cena puede ser macarrones con queso con vegetales y leche.
Solía llorar muy seguido porque me aterraba comer tres veces al día. Solía decir que era demasiado. Comencé a comer sólo para poder irme a casa, pero no sé lo que hizo un cambio en mí, pero finalmente me di cuenta de que quería salir de ese problema alimenticio.
Ahora puedo comer las comidas que debo y ya no vomito. Definitivamente está la tentación de hacerlo, y durante cada comida debo luchar con eso. Es una adicción y tendré que luchar con ella por el resto de mi vida.
No hay cura para esto, y puede que lo arruine, pero quiero ser un mejor modelo a seguir para mis fans y mi hermana menor.
Hay días en los que me miro al espejo y pienso, “Dios, estos pantalones ya que no me quedan bien, esto apesta”. Pero ahora estoy mucho más espiritual y puedo orar y tener un gran apoyo a mi alrededor.Su apoyo proviene de su familia y amigos, entre las que se encuentran Kim Kardashian, Selena Gomez y Miley Cyrus, quienes estuvieron en contacto constantemente mientras ella se encontraba en tratamiento.
Me llamaron y constantemente se contactaban conmigo, algo que nunca olvidaré. De toda la gente en el mundo, ellas tres son las personas más cercanas.
Me gustaría mantener mis relaciones amorosas fuera de esto. He aprendido a no hacer público este tipo de relaciones porque el quiebre es mil veces más duro.
Sé que si me enfrento a las cámaras, estaré muy débil mentalmente para hacerlo. Realmente no tengo la confianza suficiente. Las cámaras te añaden 5 kilos y siento que tengo demasiados tatuajes como para volver a la televisión. Quiero volver a actuar si logran encontrar una forma de tapar mis tatuajes y me encantaría que algún día me respetasen como una actriz.
Cuando estás en el escenario cantando, estás lejos de la gente y te sientes libre.
No conozco a Rihanna personalmente, pero hemos hablado por teléfono y tengo muchísimas ganas de conocerla. Me gusta su actitud; es sexy y tiene confianza en sí misma. Ha pasado por muchas cosas y ha logrado salir adelante. Me gustaría ser del calibre de Rihanna y algún día llegar hasta donde se encuentra ella. ¡Me encantaría hacer un dueto con ella!